Viabilidad, que bonita palabra

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Habíamos llegado a la viabilidad, pero todavía nos quedaba un poquito por engordar y madurar, en la semana 24+5 nos pusieron el primer ciclo de corticoides para madurar sus pequeños pulmones.

Seguimos tirando hasta la semana 26 en la que nos derivaron al tercer hospital público porque en el que estábamos la UCI Neonatal no admitía niños nacidos antes de la semana 28 y Álvaro previsiblemente nacería antes de esa semana (así fue finalmente).

Así que allá que nos fuimos el día que cumplimos la semana 26, y ya no salimos de ese hospital hasta la fatídica noche que nunca queríamos que llegara. Los 11 días con sus respectivas noches más intensos de nuestra vida, sin ninguna duda.

Al llegar hicieron una eco para ver en que condiciones llegaba Álvaro (y yo también, a esas alturas ya corría peligro de desarrollar una preeclampsia pero al final no fue así)  y como necesitábamos un seguimiento muy estrecho, nos dejaron ingresados, nos pusieron otro ciclo de corticoides para darle otro empujoncito a sus pulmones y nos controlaban a diario con monitores y ecos.

Los cinco últimos días que Álvaro pasó en mi tripa fue en el hospital y la mañana de la semana 26+5 en la eco de control, a pesar de que mi niño se movía como siempre (lo que era muy buena señal) había que sacarle porque el oxígeno ya apenas llegaba, dejarle más era arriesgarse a una asfixia innecesaria, teníamos que meterle a incubadora y rezar por que lo consiguiera con sus 450 gramos de peso.

Los neonatologos de la UCIN fueron muy sinceros con nosotros, bien porque lo había conseguido cuando todos los médicos decían que fallecería dentro, pero eso no aseguraba que el nacimiento saliera bien, podía fallecer al salir por ser tan pequeñito y con esos pulmones tan inmaduros, nos dijeron de nuevo que volviéramos a prepararnos para lo peor por si acaso.

Os podéis imaginar que entré al quirófano con mucho miedo y no por mí precisamente, fue cesárea porque un bebé de las características de mi Álvaro se asfixia en el canal del parto seguro (y después de todo lo que habíamos luchado por llegar hasta aquí no queríamos eso). Me durmieron con anestesia general así que mi marido sabría antes que yo qué había pasado con nuestro hijo, si lo había conseguido o no.

Y como siempre, lo había conseguido…

Estelita.

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