Un CIR precioso y perfecto

(Tras el gran parón de estos meses que comenté en el post anterior, la historia continúa donde la dejamos en el nacimiento de Álvaro, tenía los post escritos en borrador desde hace meses ya que escribí su historia del tirón mientras estuve de baja)

Los dos primeros días fueron de felicidad absoluta ya que el niño estaba estable dentro de la normalidad y todo parecía ir sobre ruedas, no podíamos ser más felices, después de todo lo que habíamos pasado las cosas empezaban a funcionar.

Por supuesto los médicos nos decían que esa situación podía darse la vuelta en cualquier momento, que fuéramos cautos, pero era imposible no emocionarse pensando que todo seguiría así de bien, que engordaría en la incubadora como si siguiera en el útero y listo.

Yo empecé a sacarme leche para él y se la daban con jeringuilla pero me sentía orgullosa de poder darle MI leche a MI bebé.

Cuando a las 48 horas de vida le dio su primera crisis respiratoria empezamos a tomar más en cuenta las palabras de los médicos, ya que se puso malito así de repente. Superó esa primera crisis y estuvo estable otras 48 horas (hasta los 4 días de vida) pero en esas segundas 48 horas de estabilidad ya no estábamos tan pletóricos como en las primeras, la sombra de la crisis que había superado y la angustia que habíamos pasado nosotros en esos momentos planeaba sobre nuestras cabezas…

Desde ese cuarto día hasta el séptimo que se fue pasamos 3 días de incertidumbre absoluta, más o menos como cuando estaba dentro pero elevadas al cubo, le teníamos vivo, le habíamos visto le habíamos conocido, su cara, su cuerpo, su todo y ahora no podíamos perderlo…

El quinto día se puso muy malito, parecía que había cogido una infección y empezaron a ponerle antibiótico de manera preventiva para evitar que la infección fuera a más. Pase toda esa noche sin dormir (mi marido conmigo) pidiendo que por favor el antibiótico le funcionara. En principio era la tripa (intestinos) lo que podía tener la bacteria así que el sexto día le hicieron una pequeña incisión lateral en la tripa (como cuando te operan de apendicitis) para ver si salia líquido y poder analizarlo.

Así lo hicieron y el líquido estaba limpio, no tenía infección.

Pero Álvaro ya llevaba luchando demasiado tiempo…

Estelita

Si te ha gustado ¡Compartelo!

3 comentarios

  1. Ays que identificada me siento con vuestra historia, con la de Alvaro, (q por cierto me encanta el titulo de tu post, esa cicatriz que será siempre.su sonrisa). A nueestro Enzo tb le tuvieron q abrir y operar al cuarto día y tp pudo luchar más…Yo tb pensé que nuestra historia, nuestro final sería bonito, pero no pudo ser…y estos grandes luchadores estarán siempre con. nosotros y ahora nos tienen q enviar su fuerzas donde quieran que estén. Besitos al cielo…te sigo mama luchadora!

    1. Muchas gracias Inés! Es muy duro que nos pase a tantas mamás, algo que nunca debería suceder, pero somos fuertes y seguimos adelante sabiendo que nos protegen…un beso y gracias por leer.

  2. Estela, muchas gracias por seguir compartiendo vuestra historia.. vuestra preciosa historia, porque aunque esté cargada de dolor, también lo está de amor, de fuerza, de unos padres entregados, de Alvaro un bebé fuerte y luchador, porque es la historia de una familia preciosa!!
    Un beso muy fuerte.
    Silvia, mamá de Pablo y Lucía (mis bebés estrella)

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *