Rotos por dentro

Nuestro hijo se quedó en el hospital en un sitio en el que nunca hubiéramos querido que estuviera, estuvimos con nuestros familiares en la dichosa habitación más o menos hasta las 5 de la mañana, esperando papeleos etc y nos propusieron velarle pero no quisimos, yo quería recordar los momentos que había vivido con él y no el recuerdo de tenerle ahí inmóvil y frío.

A las 5 volvimos a casa y mi marido se empeñó en conducir el coche que nos había llevado a los 3 juntos al hospital, necesitaba hacer algo y no deambular como un zombie.

Eso era lo que éramos y lo que fuimos durante los primeros días tras su pérdida, zombies automatas que van deambulando por la vida sin saber con qué fin.

El 9 de Noviembre ya por la mañana, avisamos al resto de familiares por si querían acompañarnos en su último adiós que era al día siguiente 10 de noviembre, ya que decidimos enterrarlo para poder visitarlo honrarle y llevarle flores cuando quisiéramos. Teníamos 2 opciones más, incinerarlo o donar su cuerpo, pero esa nos pareció la opción más correcta en un momento en el que hay que tomar decisiones importantes cuando no estás emocionalmente preparado para ello.

A día de hoy no cambiaría mi elección, eso significa que fue la correcta para nosotros.

Recuerdo el día del entierro de mi hijo como el peor de mi vida sin lugar a dudas, saber que no iba a salir de donde estaba metido nunca más me partía por dentro, como si te estuvieran marcando el corazón con un hierro incandescente como cuando marcan a las vacas. En ese momento me arrancas el corazón y me hubiera dolido menos.

Álvaro nos había dejado para siempre y con él todas las ilusiones, esperanzas, sueños y la inocencia de unos papás primerizos que siguen sin entender por qué les ha tocado vivir todo esto.

Ahora con la perspectiva de un poco de tiempo, te das cuenta de que nunca se fue del todo, que sigue con nosotros en una manera distinta a como lo estuvo físicamente, pero en aquellos momentos iniciales no ves nada de esto, solo un vacío enorme que arrasa con todo.

Dejándonos rotos por dentro…

Estelita

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3 comentarios

  1. Has hecho que me emocione. Tus palabras, la sensación de esos momentos horribles, como describes tus sentimientos. Te mando mucha fuerza,, mucho ánimo y comparto totalmente contigo la injusticia de esta vida q tantas veces nos demuestra su crueldad. Pero Álvaro siempre estará con vosotros, como tú has dicho la perspectiva del tiempo te hace verlo de otra manera pero hasta q pasa ese tiempo… ufff, es una pesadilla. Yo no he pasado por esto, perder a un hijo, pero si he perdido hace poco a mi padre y ahora mismo escribiendo esto me doy cuenta de que no, de que no lo he perdido porque SIEMPRE estará con nosotros. Un gran gran abrazo, de todo corazón.

  2. Estoy pasando por esto, mi gael mañana hace 7 días me dejó.
    Fui a mi cita de doctor,me tocaba monitores con 36+2 días de gestación y me dieron la peor de las noticias, la pesadilla más horrible de la que no puedo despertar, su corazoncito no latía. Mi terror más grande se hizo realidad.
    No se como seguir ,me siento vacía , volví sin mi gaelito en mi panza ni en mis brazos,no entiendo nada estoy curando una herida de donde salió mi hijo,pero no está mi hijo, es algo devastador

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